domingo, 30 de marzo de 2014

DORMIDOS

Tigre y San Lorenzo emparon 2-2 en Victoria. Los goles del Matador los convirtieron Pérez García y Ariel Nahuelpán. En la visita gritaron Ángel Correa y Emmanuel Más. Al dueño de casa se le escapó el triunfo en el final. El DT Fabián Alegre por ahora sigue.

Durmió Tigre, durmió en el inicio y en el final de encuentro. Cuando parecía que volvía a cantar victoria, apareció Más con un cabezazo en soledad, error en la defensa al dejarlo completamente sólo por el segundo palo. Volviendo para atrás, el primer gran horror en la zona defensiva lo cometió Guillermo Cosaro. En una jugada que parecía terminada, el defensor despejó el balón hacia el centro del área, asistiendo a Correa que sentenció a Javier García. Tantas alternativas tenía para elegir, salir jugando por el sector izquierdo, sacarla al lateral, reventar hacia adelante, tirar la pelota a la calle, pero no! Eligió la peor opción, algo imperdonable para un jugador profesional. El Matador arrancó perdiendo desde el vestuario.

El transcurso de ese primer tiempo, fue más de lo mismo que nos venían entregando en los juegos anteriores. Un equipo dubitativo, carente de ideas, regalando la redonda a los rivales. Sólo llegó una vez con Sergio Araujo. Lo demás fue para el olvido.

En la segunda mitad, los locales atacaron más. San Lorenzo sintió el desgaste por jugar la Copa y retrocedió en el terreno, dejando jugar a Tigre. Fue así que llegó la igualdad en los pies del mejor jugador Matías Pérez García. El “10” no sólo convirtió, sino que también se sacrificó en la recuperación y en la creación de juego. A partir de esa voluntad  por dar vuelta la historia, gestó la acción para el segundo tanto tigrense. Asistencia para el ingresado Lucas Wilchez, quien llega hasta el fondo, engancha ante defensor cuervo, centro buscapié para que Ariel Nahuelpán estampe el 2-1. Todo era alegría, aunque luego todo finalizó con una mueca de resignación.


Imagino las gargantas lastimadas de tanto gritar esos goles que tardaron en llegar. Diez fechas le costó a los jugadores convertir en el José Dellagiovanna. También imagino la desazón, la tristeza, por haber estado tan cerca de conseguir esos 3 puntos que se necesitan como el agua. Los números comienzan a apretar, cada vez queda menos margen de error. Los hinchas no pueden estar todos los fines de semana con la calculadora en la mano esperando una caída de los rivales que acechan. TIGRE TIENE QUE EMPEZAR A GANAR.

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