Derrota de Tigre en Rosario 2-1 ante Newells. Ponce y Banega para el local. Nahuelpán había abierto la cuenta para el Matador. Duro momento.
Si el partido con Boca nos había dejado K.O, hoy en el Parque de la Independencia, nos pisaron la cabeza mientas estabamos tendidos en la lona. Complicado el presente de este Tigre, que parecía levantar, pero que hoy se encuentra nuevamente penando en la parte baja de los promedios.
De la alegría a la agonía pasó este plantel en tan sólo 10 minutos. Una jugada Maradoneana de la figura Lucas Wilchez, dejando en el camino a tanto leproso, para llegar al área mediante un caño y recibir la falta de Gabriel Heinze. Ariel Nahuelpán se encargo de ponerle la frutilla a ese postre delicioso creado por el mediocampista tigrense, emulando al mejor de todos los tiempos.
Escaso el tiempo que los de la Zona Norte pudieron festejar, porque los rosarinos lo agarraron mal parado en el fondo, y con una contra letal llegaron al empate. Ni hablar del zapatazo que ejecutó Ever Banega y que se incrustó en el ángulo de Javier García, que quedó parado sin entender como se coló allí ese balón. A partir de ese momento, la moral de Tigre quedó sepultada bajo el cesped del Coloso Marcelo Bielsa.
En el primer capìtulo, el local manejó el encuentro a su antojo, aunque hubo pocas chances claras. Banega avisó al minuto de juego y luego Ponce con un remate de larga distancia. La única de la visita fue la de Wilchez, donde se lució el arquero Nahuel Guzmán mandando al córner.
En la segunda mitad, los hilos del partido no cambiaron de dueño. Tigre se adueñó de a ratos, pero hay que reconocer que el claro dominador en los 90´minutos fue el equipo del DT Lunari.
Los cambios que introdujo Fabián Alegre, parecidos a los del cotejo anterior con Boca, de nada sirvieron. Rusculleda volvía de una lesión, Araujo y Bordacahar fueron intrascendentes. Al final terminó con un Newells más cerca del tercero que el Matador del empate.
Pareciera que algunos están especulando con que los de abajo ya están descendidos. Ese es un grave error. Es muy arriesgado pensar en que Argentinos Juniors, Quilmes y All Boys ya están muertos. Tigre bien sabe de eso, cuando dirigía el Vasquito Arruabarrena, nos mataron, nos velaron y nos cremaron antes de tiempo y qué pasó? Les cerramos la boquita a todos, periodistas, rivales y a los mufas, a todos. Nuestro club no puede pensar en la desgracia ajena, debe salir a ganar, a proponer. ¿Se quemaron los libretos? ¿Fueron un espejismo esos dos triunfos consecutivos?
Otra cosa que preocupa, es esa mirada a futuro, expectantes del cambio del formato del torneo actual (donde no habría descensos en el 2015, y un Tigre casi condenado se salvaría por esta nueva iniciativa) Bienvenido sea, pero tratándose de AFA y sus fantochadas, que un día te dicen una cosa y al otro te cuentan otra distinta, el Matador no puede aferrarse a eso, debe realizar campañas de campeón para quedarse tranquilo. En fin, son cuestiones que se resolverán en un futuro no muy lejano. Ahora hay que pensar en estas cuatro finales que quedan. A no dormirse en los laureles, porque el infierno acecha.
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