Tristeza, resignación, impotencia, bronca, no se me ocurren otros sentimientos, que puedan estar pasando por la cabeza de los hinchas del Matador. Esa gente que se la pasó alentando todo el partido, apoyando los 90 minutos, acompañando como siempre. Esa multitud que hoy va a apoyar la cabeza en la almohada, y que no va a poder conciliar el sueño facilmente. Otros que tal vez en pocas horas se levanten para ir al trabajo, a la escuela, a la universidad, cabizbajos, con el ceño fruncido, soportando las cargadas... Pero el fútbol es asi, ahora hay que ponerle el pecho a la semana, bancar la que se venga, y esperar al próximo partido para tener revancha.
Tigre jugó un encuentro correcto, fue superior al rival, explotó las bandas, pero le faltó lo más importante, meter la pelota adentro el arco. Nahuelpán en varias ocasiones, Itabel, Pérez García, tuvieron la chance de abrir el marcador. Agustín Orión atajó todo, hasta situaciones debajo del arco, cuando ya estaba sentenciado. De Boca muy poco para destacar, un remate en el palo de Acosta y el tiro del final.
¿Qué se le puede reprochar a estos jugadores? La última jugada...Riquelme... Si bien estuvo desaparecido durante la mayoría de los minutos, el tipo sabe algo con la pelotita en los pies. No puede agarrar la pelota en soledad, y tener toda la libertad del mundo para sacar el remate que sacó y estrellarlo contra la red. Nada que hacer para Javier García y se terminó ahí. Pecamos de inocentes y no quedamos sin el pan y sin la torta.
Lucas Wilchez fue el gran conductor, el más rápido e incisivo de cara al arco xeneize. Más tarde se acoplaron Pérez García, Itabel y Arzura para formar el cuadrante perfecto. Ariel Nahuelpán jugó uno de sus mejores partidos, recuperando a pura voluntad, probando al arco que es lo importante, aunque falló en la definición. La defensa no tuvo errores, más allá del mencionado en el gol de Boca, aunque era más trabajo de la línea de mediocampistas, tapar a Riquelme en esa jugada crucial.
Quiero creer que los cambios de las dos figuras (Wilchez y Nahuelpán) fueron por el gran desgaste físico que tuvieron durante el tiempo que les tocó estar en cancha. Los que entraron, poco pudieron hacer para marcar la diferencia.
Fue muy tarde para reaccionar al mazazo. Es complicado, pero hay que despegar la rodilla del suelo, levantar la cabeza, mirar hacia adelante y dejar este mal trago en el pasado. Quedan 5 finales, donde el Matador no se puede bajonear.
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