Tigre volvió al triunfo en casa ante uno de
los animadores del torneo. Venció a Newells por 2-1 con goles de Sebastián Rusculleda
y Gastón Díaz desde los doce pasos. Muñoz abrió el marcador y Trezeguet mandó un
penal a las nubes en la Lepra. Sonríe el Matador.
Y un
día volvió la gente, el grueso de la hinchada, los no socios y la tribuna fue
una fiesta. Esa estúpida restricción del APreViDe llegó a su fin. Volvió a
gente, volvió el triunfo, volvió la alegría. Los hinchas no pararon de alentar
y eso se sintió, se vio reflejado en los jugadores que hoy dejaron todo, jugaron como si fuese una final, como si estuviese
peleando el campeonato, poniendo huevo, yendo a trabar con el corazón,
rompiendo los esquemas de un pálido equipo rosarino, que supuestamente pelea el
campeonato, pero que más allá del gol y el penal, no generó peligro a Javier
García. Fueron más insinuaciones desesperadas con centros y pelotas paradas,
que chances concretas de cara al arco tigrense.
Hoy los
de Alegre anularon el mediocampo del rival, con un Joaquín Arzura
descomunal, con Castaño metiendo y
jugando, y con un Rusculleda que le tapó la boca a más de uno (me incluyo). Hoy
Ruscu la rompió, se puso el equipo al hombro ante la ausencia de Pérez García,
no sólo convirtió el tanto del empate, sino que generó las jugadas más claras
del local. Estos jugadores lograron dar vuelta la historia, como lo habían
hecho ante Arsenal de Sarandí.
Sin
lugar a dudas hubo una situación que torció el destino del encuentro. Trezeguet
desvió el penal que le había regalado Gastós Díaz. Vaya a saber que le pasó por
la cabeza al ex Platense, Juventus, River Plate
entre otros. No se sabe a ciencia
cierta, pero algunos afirman haber visto al fantasma que lo va a acechar al
franco-argentino por el resto de su vida, el de aquella final perdida en el
mundial 2006, dónde goleador falló el penal definitorio ante Italia. Bueno,
cuestión que con el 1-1 se fueron al descanso, con un alivio en los corazones
de la gente.
En la
segunda mitad, Tigre aprovechó la velocidad de los laterales y de Lucas Jansón
para complicar a los rosarinos. A los 19 minutos del ST, llegó la revancha para
Díaz con un penal que cambió por gol, 2-1.
A
partir de allí, el dueño de casa ajusto las líneas y comenzó a aguantar las
leves embestidas de la Lepra. Norberto
Paparatto y Erik Godoy, fueron los
baluartes en el juego aéreo de la defensa, redondearon una buena actuación, más
allá de algunos rechazos defectuosos.
Fue un
partido complicado en la previa, pero que el Matador supo llevar y conseguir el
ansiado triunfo. Nadie daba ni dos pesos por Tigre, que se puso el overol y
sumó de a tres. Ahora viene Belgrano en Córdoba. Linda oportunidad para
engrosar el promedio.
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