TIGRE derrotó a Belgrano de Córdoba 2-1 en
Victoria. Kevin Itabel y Matías Pérez García para el local, Cesar Pereyra había
descontado para el Pirata. Ariel Nahuelpán falló un penal en el inicio. Se
viene la visita a Rafaela.
El
Matador y un paso más en la batalla por la supervivencia en Primera División.
El festejo en el final lo dice todo. Gritos y saltitos de los jugadores al
compás de las voces “PORQUE TIGRE ES DE PRIMERA, Y DE PRIMERA NO SE VA” bajaba
la más maravillosa música de las gargantas rotas de los hinchas que acompañaron
al plantel en esta situación brava. Entre todos se puede salir.
La
clave del éxito fue la paciencia y la perseverancia. El no desesperarse al
intentar romper el cerrojo que propusieron los cordobeses desde el minuto cero,
más aún cuando quedaron con uno menos. Tigre intentó primero con desprolijidad y
pelotazos que dejaban a los delanteros en offside. Luego intentando jugar,
abrir las bandas, ahí estuvo el acierto.
El
partido arrancó con el pie izquierdo, con el penal desperdiciado por Nahuelpán,
quien le pegó muy mal al balón. Después el Pelado se iba a encargar de hacer
borrar ese mal momento, con una actuación memorable, recuperando pelotas, yendo
al piso, raspando, metiendo y corriendo de manera incansable a todos los
rivales durante los 90´.
A los
24 minutos se rompió el marcador. Pérez García y una asistencia al vació para
que Erik Godoy, en su versión de lateral por derecha, meta el centro al medio,
donde se encontraba Itabel para mandarla a guardar con un derechazo. Nada que
hacer para Juan Olave y 1-0.
Poco le
duró la alegría a los locales. Tras una buena jugada en ataque, el Picante
Pereyra estampó el empate. Su típico festejo del “sapito”, dicho sapito moriría
aplastado por los centrales del Matador, ya que el delantero desapareció de la
cancha. Esto debido al gran trabajo defensivo, de Ignacio Canuto como siempre,
y de su acompañante Ignacio Fideleff, el blondo estuvo muy firme, cabeceó todo lo que le tiraron. Ni hablar del
trabajo de Godoy, un jugador que puede adaptarse de gran manera a cualquier sector
de la línea defensiva.
Luego
del gol del conjunto de Ricardo Zielinski, se vio el peor momento tigrense.
Muchas dudas en el medio campo y para generar el juego. Es esos momentos de
incertidumbre apareció la figura de Nicolás Navarro, debutante en lugar de Javier
García suspendido. El arquero tapó un mano a mano de Pereyra y un remate abajo
junto al palo. El primer tiempo se fue con un Fabián Alegre preocupado.
En la
segunda mitad, Belgrano no ganaba para disgustos, En 4 minutos se le quemaron
los papeles. Primero la lesión de Olave y un rato más tarde la expulsión de
Juan Quiroga. Al toque ni lerdo ni perezoso, el DT Alegre mandó a la cancha a
Sergio Araujo, sacando a un desconocido Marcos Gelabert. Era el momento de
torcer el rumbo del juego.
Costó
pero llegó, tras una linda pared entre Pérez García y Araujo, el pequeño
gigante la luchó en el área y convirtió el gol decisivo. Camiseta agitada al
viento y montonera de jugadores, estallido en las tribunas, descontrol total.
El Matador definía la historia, porque la visita estaba muerta. Tigre controló
el balón en la mitad de la cancha, con un Peñalba inspirado, que se las arregló
sin Joaquín Arzura. Luego ingresaría Diego Castaño para dar una mano.
Una
gran victoria que lo deja al equipo en una situación más aliviada, pero no hay
que dormirse. Sacando un punto en el próximo partido, estará salvado. Hay que
ir por la victoria, para quedarnos a vivir en Primera.
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