Empate sin goles entre All Boys y Tigre en
Floresta. El Matador fue superior en grandes pasajes del partido, pero no supo
concretar frente al arco rival. Al Albo no le sirvió este resultado.
“FUTBOL:
Deporte practicado entre dos equipos de once jugadores cada uno, que se
disputan un balón con los pies y TRATAN DE INTRODUCIRLO EN LA PORTERÍA
CONTRARIA”
Muchachos
no es tan complicando meterse eso en la cabeza, es el objetivo de este deporte,
que el balón bese la red, que cruce la línea de cal, que la gente festeje, esa
es la idea. Porque hoy Cambiasso no fue la figura. La única atajada para
destacar el nivel del arquero, fue el cabezazo de Erik Godoy, que desvió a
puros reflejos y recibió la ayuda divina del palo. El resto fueron falencias de
los hombres tigrenses a la hora de definir. Poco se le puede reprochar al pibe
Arzura, que fue un león cortando en el medio campo, aquella jugada en ataque
que terminó definiendo a los pies del “1” de All Boys. Lo de José Sand
imperdonable, fallar una chance inmejorable sobre el final, no se puede dejar pasar.
¿Cómo un delantero de la trayectoria del correntino, puede dilapidar el grito
sagrado? ¿Cuándo se acabará su mala racha? ¿Tendrá otra oportunidad? Yo creo
que sí, ya sabemos cómo son los goleadores.
Del
nivel colectivo lo único que se puede reprochar es el aspecto defensivo, por
momentos se vieron algunos desajustes que permitieron al conjunto local (que no
juega a nada) inquietar a Javier García, quien volvió a demostrar un nivel
superlativo. Luego un plantel ordenado, bajo las órdenes de Fabián Alegre, un
medio campo con un doble cinco combativo, y un enlace de lujo como lo es Matías
Pérez García. El pequeño gigante volvió a recuperar su máximo nivel, si el
balón no pasa por él, Tigre no juega. El enganche complicó a su ex club de la
mitad de cancha para adelante, se cansaron de pegarle, pero se la bancó los 90
minutos.
En la
ofensiva, el que no cumplió esta vez fue Sergio Araujo. Es otro de los
distintos, por eso siempre se espera algo más, hoy no tuvo su tarde, siempre
que recibió de espaldas chocó con los rivales o buscó alguna opción de pase
hacia atrás, principalmente con Ramiro Leone. En esas jugadas, se espera
siempre alguna genialidad de los cracks. Aunque estuvo muy solo, cuando entró
Bordacahar, tampoco logró romper la defensa bien plantada del conjunto de Julio
Cesar Falcioni. Finalmente salió para dejar su lugar a Sand.
La
parda sirve porque se mantiene la distancia en los promedios con los de
Floresta. Deja un mal sabor por los goles que los hinchas gritaron en sus casas
y que al final terminaron golpeando la mesa o la pared. El domingo se viene Lanús
en el José Dellagiovanna, un equipo duro con buenos jugadores. Será de cuestión
de calibrar la mira para que no salga el tiro por la culata.