TIGRE empató como local ante Huracán 1-1.
Carlos Luna abrió la cuenta para el Matador mientras que Nervo puso la igualdad
en el último segundo.
Esta
parda contra el Globo es una derrota por donde se la mire. Sinceramente el
punto no sirve para nada. Estamos en el fondo de la tabla mirando como los
demás se divierten. Si a esto le sumamos que se vienen dos compromisos
complicados en Avellaneda ante Independiente y luego en casa vs Boca Juniors,
el panorama no resulta del todo alentador. Sin embargo esto no deja de ser
fútbol argentino, donde cualquiera le puede ganar a cualquiera. Asi que hay que
tener fe ciega, porque Tigre puede dar el zarpazo en cualquier momento. La
siesta no puede durar mucho tiempo más, porque ahí si que se va a complicar
todo. Del Matador depende que salga el sol o que sigan los nubarrones. Es
primordial ponerse a laburar en la semana, corregir lo que se hizo mal, practicar
la definición, aprender a cerrar los
partidos. Lo básico, no se pide nada raro, sólo meterla adentro del arco.
Muchas chances tuvo el dueño de casa desde el arranque. Desfilaron Rincón (pegó
en el palo), Morales, Janson, Mierez. El único que infló la red con un testazo
fue el Chino Carlos Luna, que llegó a los 90 goles con la camiseta del más
grande de la Zona Norte. Eso le da la obligación al ídolo de enseñarles a los
más chicos como se define en el área rival. Tigre fue un aluvión en el primer capítulo,
generó mucho en ataque y borró del terreno de juego a Huracán. Le falto eso que
hace falta para ganar los partido, los goles.
En la
segunda mitad todo cambió, TIGRE ya no era el del primer tiempo. La ofensiva comenzó
a mermar y el equipo se retrasó demasiado. El conjunto de Eduardo Domínguez con
muy poco agarró la pelota y fue para adelante. El Matador se dedicó a reventar
la pelota para que la corra Sebastián Rincón que no pegó una. Se iba diluyendo
el tiempo cuando Ramón Mierez falló un cabezazo abajo del arco. Cuando los de
Troglio comenzaban a saborear la victoria, cuando Abal comenzaba a llevarse el
silbato a la boca, apareció Nervo en soledad para estampar el 1-1. Corazones
helados por doquier, baldazo de meo de dinosaurio frío, insultos y trompadas al
aire, etc, etc, etc y final del partido. No hubo tiempo para más. Tigre pecó
por no haber liquidado la historia. Le perdonó la vida a Huracán y lo pagó una
fortuna.
Es el
momento de apretar los dientes y salir a comerse a todo lo que se venga. No se
pueden seguir regalando puntos. VAMOS MATADOR!!!
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