TIGRE derrotó a Nueva Chicago por 2-0 con un
doblete de Carlos Luna. El conjunto de Gustavo Alfaro jugó con autoridad y
llegó a los 21 puntos.
Hermoso,
sencillamente hermoso el triunfo del Matador ante los de Mataderos. El primer
día que salió el fixture, todos los hinchas fuimos directo al grano, a esta
fecha, al encuentro frente a ellos. No había otro día importante en el diagrama
del torneo argentino. Un rival al que estábamos esperando hace 8 años, desde
aquella vez en que los mandamos al Nacional y sin escalas a la B Metro.
Codeándonos y peleando títulos con los grandes, jugando certámenes
internacionales, viajando por toda américa, siempre nos hacíamos un lugarcito
para mirar por tv a esos equipitos que penan en las categorías de ascenso, para
ver si eran capaces de volver a jugar contra el Gigante de la Zona Norte. Les
costó, pero llegaron. No hubo perdón, nuevamente Tigre volvió a pintarle la
cara como aquella vez en su casa. Como aquella tarde en Victoria, donde el Gran
Leandro Lázzaro la metió de chilena, en el mismo arco donde hoy el Chino abrió
la cuenta de penal. Miles de recuerdos se vinieron a la mente de los hinchas
que llenaron el estadio José Dellagiovanna, para demostrar que el mito de la
doble camiseta es un verso y una caradurez de clubes que apenas existen y que
les dejamos de matar el hambre hace rato. Hoy la tribuna explotó, a pesar de
que se jugó otro partidito en la Rivera, las tribunas del Coliseo desbordaron
de gente.
Hoy
hubo muchos puntos altos, Bertoglio, González Pírez, Larrondo, Arzura, Menossi,
Sánchez, pero para ganar este tipo de duelos y ante estos rivales, se necesita
algo más que buen nivel. Lo que se precisa son jugadores que sepan lo que están
jugando, que te contagien el amor por la camiseta, que te hagan saber lo que es
un clásico para Tigre, lo que significa para el hincha ganarle a estos equipos.
Y sin dudas, los actores principales de esta historia fueron Galmarini, Blengio
y Luna. Tres ídolos para la gente, dos de ellos que fueron tapa de diario en el
2007 y el otro que con su humildad, huevos y goles catapultó a esta institución
a lo más alto. Ellos fueron los encargados de meterle a sus compañeros en la
cabeza que ante Chicago había que ganar si o si, como sea, y así fue. Los
jugadores se pusieron el chip y salieron a la cancha con el cuchillo entre los
dientes, a demostrar quién manda. Y siempre manda el Matador, en casa, en
Mataderos, en Saavedra, donde sea. Lo dice la historia reciente, no lo digo yo.
¿Del
partido qué se puede decir? Que Tigre dominó gran parte de los 90’, que pudo haber redondeado el triunfo con una
goleada, de no ser por la falta de puntería de Larrondo, Rincón, el palo de
Bertoglio, la falta de egoísmo del Pato optando por un pase en vez de perforar
la red. Sólo por eso los dirigidos por Alfaro, no pudieron estirar el marcador.
La visita sólo asomó en el segundo tiempo, con remates de larga distancia,
atajados de manera excepcional por Javier García. El DT Nania realizó variantes,
aun así no pudo entrarle a la sólida defensa del Matador.
Una
victoria para comenzar un mes con una sonrisa de oreja a oreja, para trepar a
los primeros puestos y mirar a todos desde un lugar privilegiado. Se viene
Lanús de visitante y luego River Plate en nuestro hogar. VAMOS MATADOR, POR MÁS
ALEGRÍAS. VAMOS TIGRE VAMOS!