Empate en la Bombonera entre Tigre y
Sao Paulo por la primera final de la Copa Sudamericana. Fue 0 a 0. Donatti y Luis Fabiano
vieron la roja en el PT. La revancha será el miércoles que viene en el Morumbí.
En un partido bastante parejo, los dos equipos no se sacaron
ventaja y el resultado dejó mejor parado al equipo brasileño de cara al
desquite en el Morumbí.
El primer tiempo fue manejado por los paulistas. Tigre se
encontraba muy retrasado en el terreno de juego, con Botta tratando de hacer
magia y un Maggiolo demasiado sólo. Con Galmarini y Leone dándole para
adelante. Con un Lucas Orban tratando de anticipar y de tomar la lanza y subir
por su carril. Les costó a los muchachos esos primeros instantes.
Promediaban los 15 minutos cuando llegaron las expulsiones.
En un tumulto, Luis Fabiano le arrojó una patada a Alejandro Donatti que no
llegó a destino. El árbitro tomó la decisión más fácil, expulsar a los dos. La
roja al delantero de la visita fue correcta, pero lo del defensor tigrense era
sólo una amarilla por simular.
El partido siguió su curso, no cambió mucho en la parte
inicial. Sao Paulo manejando la pelota y el Matador a la espera. Muy tímido lo
del local en los primeros 45 minutos.
La segunda mitad encontró a los de Gorosito con otra
predisposición. Haciendo tenencia del balón y abriendo la cancha.
Lamentablemente no acertó con la pelota parada. Dispuso de varios tiros libres
y córners, aunque ninguno ejecutado con precisión.
Los de Brasil se pincharon en la parte final. Damián Albil
fue un espectador de lujo. El partido de a ratos se tornó muy friccionado, hubo
algunos golpes y patadas. Una lástima que no se pudo quebrar el cero. Falto
inteligencia para dar la puntada final.
Lo más destacable fue el gran número de gente que acompañó
al Matador en la cancha de Boca. Más de 40 mil almas hicieron rugir La Bombonera. Una
caravana interminable desde la Zona Norte,
cruzando toda Capital hasta el estadio. Un orgullo, una fiesta en las tribunas.
Un Tigre histórico, que deberá ir a pelearla mano a mano al país vecino. Será
una final muy dura, pero soñar no cuesta nada.
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